El viernes me decidí y me lancé de lleno: era hora de hacer mi primera prueba de patchwork.
Me incliné por una estrella de ocho puntas, que, según la chica de la tienda en la que compré la revista de patchwork en la que aparece, es sencillísima de hacer siguiendo las instrucciones. Siguiendo las instrucciones, ¡acabáramos! Y es que soy tan acelerada, mis manos van siempre tan por delante de mi cerebro, que allá que fui, cogí la revista, leí, dibujé y corté los patrones que necesitaba, y me lancé. Tanto es así, que si ponía "1 cuadrado de 15 x 15 de la tela estampada. Necesitamos esta medida porque sacaremos dos triángulos de...", yo cortaba el cuadrado, dibujaba los márgenes de costura, y acto seguido lo partía por la mitad para tener los dos triángulos. Claro, cuál fué mi sorpresa cuando, al empezar a montar la labor, me di cuenta que no tendría que haber cortado los triángulos, pues éstos se cortan después de coser... En fin, que ha quedado hecho un desastre por estos pequeños detalles que no son más que gajes del oficio, jeje. Prometo que la próxima me sale perfecta. PRO-ME-TI-DO.
Menos mal que utilicé retales que compré en su día para este tipo de menesteres, y no me tiré de lleno a hacer la prueba con los retales de la colcha; que una es acelerada, pero no idiota (este punto es discutible, lo sé :)
Ale, y sin más dilación os presento mi estrella de ocho puntas algo destartalada:
Prometo que aunque parezca que está todo dejado caer, está cosido, sí, sí... ¡así de torcido todo!
Salud,
Nür